¿Qué nos puede aportar el Pilates?

Como la vida misma, todo está en nosotros; lo bueno y lo malo, el yin y el yang sin uno no existiría el otro. Lo mejor de todo es que en nosotros se manifiesta y nosotros mismos escogemos lo que queremos que aparezca en cada momento.

En Pilates los ejercicios pueden ser lentos y fluidos para que sean movimientos precisos, pero también pueden ser rápidos cuando has conseguido que tu cuerpo se mueva como un todo organizado.

Es el control preciso de tu cuerpo lo que liberará tu mente de forma mágica. Es lo que se busca en el método Pilates: la intención consciente de mover el cuerpo con control.

 

 

Una de las cosas que más me apasiona del Pilates es esta dualidad es este equilibrio de contrarios; un movimiento no existe sin otro  y aprender a medir a discernir y comprenderlo lleva su tiempo. Por eso al principio nos basta con dejarnos fluir. Aquí aparece la libertad de dejarnos experimentar a través de nuestro cuerpo y en esta libertad empezamos a descubrir la necesidad del control, por qué no existe una sin la otra.

Alguien escribió “mi libertad termina donde empieza la libertad de otro”, lo mismo pasa con los músculos, pero

¿Qué pasa con el control?…

 

Lo dejaremos para otro día; pasar una buena semana y ya sabéis libertad sí pero con control.